Hay algo que tienen los cuentos clásicos que repelen e hipnotizan a la vez. Al leer Pulgarcito me pasó
¿Un niño abandonado por sus padres?¿infravalorado por todos? ¿un ogro que se come a sus hijas
vivas? Había muchos temas en la historia de Perrault que me revolvían internamente y hacían que
rechazase el cuento. Pensé en aquellas o gritas. En el cuento original hay una parte en la que se habla
de ellas y dice algo así como “Aún no eran malvadas del todo, pero prometían bastante, pues ya
mordían a los niños para chuparles la sangre” Me divirtieron, debían ser unas niñas robustas y algo
“malas”. ¿Cómo hacer tuyo un cuento clásico? ¿Qué contar? Y así surgió la adaptación.
Decidí hablar de mis ogros y mis miedos infantiles. Entendí a Pulgarcito, sintiéndose pequeño y
maltratado por todos y recordé una historia que me sucedió.
Tenía nueve años. Cambié de colegio. Una amiga se despidió de mí y me dio un beso. Cuídate mucho,
susurró. No recuerdo el primer día de clase, ni el segundo, ni cómo empezó todo, pero sí puedo
conectar con los sentimientos que surgieron después. La angustia que me producía oir el timbre que
anunciaba el recreo. La soledad, el miedo, la tristeza… y la frustración. Recuerdo esconderme en la
escalera del patio. Recuerdo la gratitud que sentí cuando una de las chicas que más me maltrataba me
defendió porque otro niño de clase me había dado un puñetazo en el estómago que me dejó sin resuello.
Mi hermana me contó que fue ella la que
descubrió meses después lo que sucedía. Un
día me encontró llorando sola en casa. Me
preguntó qué ocurría. Estoy triste, le dije.
Decidí afrontar Pulgarcito desde ese punto de
partida, contar aquella historia, reírme un poco
de una situación que me marcó y definió para
siempre.
Hacer este libro ha logrado que medite mucho
sobre qué pasa cuando un niño maltrata, qué
sucede en su casa. La madre de las ogras me
intrigaba, una señora que vive con un ogro
que come niños y quiere protegerlos de ese
ogro ¿Quién era esa mujer? He dejado muchas
preguntas en este cuento. Ha sido un proyecto
muy personal, que gracias a Pablo (Cayo
Martínez) ha cobrado vida y humor con sus
palabras.
Gracias a Eva, por confiar en mí para realizarlo, a Pablo, por su generosidad y por compartir este
trayecto conmigo y a Raquel, por su paciencia y sus consejos.
Este libro se lo he dedicado a mi hermana, porque es preciosa y siempre la llevo en mi corazón y a mis
padres, porque cuando los hemos necesitado, sin dudarlo ni un momento, han estado ahí para
apoyarnos.
A finales de Febrero en las librerías.
1. Libros Pulgarcito
2. Diseño del personaje de las ogras
3. Boceto escena ogras y Pulgarcito
4. Escena Pulgarcito
5. Boceto ogro con Pulgarcito
6. Boceto madre de las ogritas
Me ha encantado leer cómo traduces algo tan íntimo a tus ilustraciones, aunque ellas ya hablan por sí solas de tu sensibilidad. Espero que esos niños que te daban puñetazos se arrepientan hoy mucho de ello.
ResponderEliminarque ganitas de tenerlo Patricia, sobre todo despues de leer este post, te iva a proponer un intercambio, pero creo que merece la pena que me lo compre y esperar a que nos veamos pronto para que me lo puedas dedicar.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia que hay detrás de este libro, por desgracia, o por suerte (según lo mire), me identifico con ella. Que ganas de que esté ya en las librerías :) Un saludo!
ResponderEliminarLaura, qué bonitas tus palabras.
ResponderEliminarPues si te soy sincera me encontré con algunas de aquellas niñas años más tarde, cuando yo tenía 18 o 19 años. Apenas las reconocí. Estuve poco tiempo (eran conocidas de una amiga de mi prima) y después me fui. Mi prima me dijo que contaron orgullosas cómo me habían hecho la vida imposible hasta echarme del colegio porque yo era "tonta". Aquello no me dolió, pero sí me hizo pensar qué vidas debían llevar para sentirse orgullosas ya siendo adultas de haber maltratado a un niño de esa forma.
Yolanda, me parece estupendo ese intercambio :))))
Mar, te mando un abrazo enorme.
Lo has conseguido de pleno. Felicidades (y gracias :).
ResponderEliminar-cayo martínez.
Gracias a ti por darle vuelo.
ResponderEliminarPues mi Jorge es bajito para su edad. Aunque nada apocado ,,,, y un ni~o le abrio la cara hace dos Navidades de una pedrada y ahora son amigotes ,,,, amigotes a la distancia, para pesar de ambos. La madre del ni~o de la pedrada se le da un aire a la madre de Pulgarcito (seguro) ,,,,, y ambos cohabitan con uno de los fierisimos monstruos Johnson ,,,, mmmm ,,,, no se, algun dia habre de encararme con ese Pulgarcito que dices ,,, o mejor, le achuchare a mi Jorge, no vaya yo a pisarle (pachin, pachi, pachin ,,,,)
ResponderEliminarLuis
ResponderEliminar:P
El pequeño Pulgarcito al que se refiere es Mateo para los neófitos en esta historia. Ojalá me achuches a Jorge pronto que ya os echo de menos.
me encanta!!!
ResponderEliminarcomo siempre lo que haces!!! mua!
Que linda y conmovedora la historia que te acercó a Pulgarcito!!... viví algo similar..y ahora defiendo las causas perdidas jejeje , intento ser una supehéroe (como tu hermana) pero entre mis alumnos y evitarles la tristeza que alguna vez viví...sigo insistiendo que tus ilustraciones me fascinan!! lástima que para acá no llegan tus libros, o por lo menos no he logrado dar con ellos!
ResponderEliminarFelicitaciones!
Gracias Nuria
ResponderEliminarMaría José, gracias, yo creo que puedes pedirlos en la editorial: http://www.narvaleditores.com/contacto.html
Un abrazo!
Nunca he entendido estos cuentos antiguos tan crueles en que los padres abandonan a los hijos pq no tienen para darles de comer y para colmo los suelen abandonar en bosques...
ResponderEliminarQue bonita tu explicaicón de todo-ahora esperaré con más ganas si cabe el libro!!
La verdad.. que me quedo sin palabras. Después de leer esto, yo tambien pasé alguna escena parecida de pequeña.
ResponderEliminarPero lo que mas me hace pensar, es como saber encontrar, el poder transmitir una historia a los lectores pequeños y grandes con un sentimiento tan profundo que solo nosotros conocemos...
El saber compartirlo, sin ningún pudor, y tu lo haces de una manera que no parece tan dura y con la ternura de los personajes.
Simplemente tengo muchas ganas de tener tu libro. Te sigo tus pasos desde hace tiempo y es una maravilla!
Un abrazo Patricia,
Meri
Enhorabuena Patricia, has hecho un trabajo maravilloso. En tus ilustraciones se refleja ese sentimiento que nos cuentas en estas palabras, ese recuerdo tan doloroso. Siento muchísimo que tú y que otros tantos niños hayan pasado por esto, y me aterroriza que los pequeños de la familia se puedan encontrar en sus escuelas con niños así. Sin duda les regalaré este libro en cuanto salga, para que, como tú bien dices, sepan "que a veces ocurren estas cosas, pero se pueden superar".
ResponderEliminar¡Un abrazo grande y enhorabuena de nuevo!
Qué bonitas ilustraciones, qué bonita(s) historia(s), qué ganas de leerlo!
ResponderEliminarEnhorabuena
me parece simplemente precioso Patricia. Una visión muy personal del cuento original que seguro que enamora a todo el que lo lea. ....y esas ogras.... :)
ResponderEliminarMuchas gracias a todos. Espero que os guste cuando salga.
ResponderEliminarIratxe, las ogras son mis favoritas :DDDDD Me ha encantado crear esos personajes.
la verdad que leyéndote me hierve la sangre, Patri. siento mucho que te haya pasado eso, nunca sufrí ese tipo de cosas en clase, pero si recuerdo haber defendido a quienes les pasaba (aunque no fuesen mis amigas) porque me indigna el abuso. Considerar a esas chicas con 18 adultas es mucho decir a la vista de sus palabras. Ganas me dan de inflarlas a tortas :P
ResponderEliminarLa "anecdota que citas me hace pensar, a veces lo que nos parece malo terminanda resultando positivo, a pesar de ello en nuestra mente sigue siendo un mal recuerdo. Me alegro que sirbiese para crear tan hermosa obra. Bicos
ResponderEliminarPatricia, me encanta. Gracias por compartir tu historia.
ResponderEliminarHola Belén. Son cosas que siempre pasan en los colegios. El drama, como ya comentamos un día, es que todos los niños están abocados a vivir el maltrato, ya sea como espectadores, como participantes o como sufridores. Y creo que estén en el caso que estén, incluso en el lado de los que acosan, es un drama. ¿Porqué un niño puede sentir la necesidad de maltratar a otro una y otra vez? Evidentemente algo en su vida, y grave, está fallando. Lo importante es que nosotros como adultos sepamos identificarlo y reconducir este tipo de situaciones y saber porqué se producen, más allá del "está mal". Un beso
ResponderEliminarRuan (hace mucho que no hablábamos), tienes razón que todo lo que nos pasa en la vida nos forma, para bien, para mal, da igual. Lo que somos es una muestra de lo que hemos vivido, y sea como sea, es parte de nosotros. Lo importante es aprender de las experiencias y como dices transformarlas en algo positivo. Un abrazo
Tesa, gracias a ti por leerla. Un beso guapa.
En nuestro colegio no pasaba eso. Mujer, si es cierto que todos teniamos motes (el mio hera jirafon) pero nunca fuimos violentos los unos con los otros, ni siquiera los de cursos superiores. Di tu que los de otros colegios no llamaban pobretones, di tu que jugábamos a tirarnos piedras, pero nunca violencia con "maldad" Quizas por eso me cuesta entender el maltrato que sufren ahora los chabales. Es que debo ser un viejales. Bicos y animo con el libro.
ResponderEliminarRuan, pues te digo yo que pasa más de lo que crees. No es necesaria la violencia física, la otra es igual de dañina. Yo tengo 37 años y en mi infancia visualicé muchas veces maltratos hacia otros niños. En este mismo post varias personas hablan de ello, y en el facebook otras tantas me han contado lo mismo. Mi hijo ya ha tenido que presenciar en el colegio cómo en corrillo un grupo de chavales más mayores se reían de otro niño en los baños, que lloraba, cosa que le impresionó muchísimo. Tiene seis años. Eso también es maltrato. Maltratar no es sólo pegar a otros.
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